134 años del cómic ecuatoriano
- Malú Pérez
- 16 ago 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 ago 2019
La caricatura y la hostilidad política del país en el siglo XIX darían inicio a las bases del desarrollo de la narrativa secuencial.

La justicia se imprimía en forma de ilustración un 7 de noviembre de 1885; el padre de la medicina moderna en Ecuador dejaba sus artilugios para esbozar las primeras realidades que indignaban al pueblo. En forma de sátira llegaba el semanario “El Perico”, un mecanismo de combate contra el gobierno progresista de Plácido Caamaño.
Los personajes memorables de esta hazaña fueron el doctor Francisco Martínez Aguirre y el escritor francés José de Lampier. Con el lema “Cada pájaro coja su propia pluma y enristre” divulgaron la voz de los afligidos que reclamaban una administración distinta. El período de Caamaño terminaría con el inicio de la Revolución Liberal de 1895.
El semanario logró 15 publicaciones antes del arresto de Martínez Aguirre. El doctor, como un Da Vinci moderno, recurría a las morgues a bosquejar los cadáveres para ilustrar con precisión a los futuros médicos. Estas acciones lo llevaron al exilio a Perú en 1886. Refugiado en ese país, en 1888 publicaría “El Átomo” el primer semanario dedicado exclusivamente al público infantil. Se imprimía en forma de tabloide de 8 páginas escrito en 3 columnas y presentaba diversas obras del escritor José Joaquín de Olmedo y otros autores, reseñas históricas y cuentos clásicos. Todo era ilustrado por Martínez Aguirre con el propósito de incentivar la lectura en los niños. En el mismo año, gracias a una amnistía general del doctor Antonio Flores Jijón, regresa a Ecuador y publica el periódico “El Zancudo”; en 1889 reimprime “El Perico”, de la misma forma lo hace con “El Átomo” en 1890.
SIGLO XX
La caricatura política dominó los tabloides durante varias décadas provocando un vacío “técnico” en las historietas; a pesar de ello, el registro gráfico es escaso ya que estas publicaciones vivían el día a día, crear personajes perdurables no era una prioridad. Un lector encontraba tiras como “Saeta y Rafles” de Miguel Ángel Gómez o viñetas satíricas; Mauricio Gil Gutiérrez, propietario de la colección más grande de historietas ecuatorianas, indica que el país se encontraba en una situación económica muy favorable: “Ecuador mandaba chocolate a las líneas de batalla, enviaba banano, camarón y con el auge del petróleo no pudo estar mejor. Mientras que Estados Unidos pasaba por la Gran Depresión, por la Segunda Guerra Mundial, nosotros estábamos en el mejor de los momentos, no necesitábamos recurrir a otros recursos”. Esta brecha gráfica ocasionó que Ecuador se perdiera la Edad de Oro, la de Plata y la de Bronce del Cómic.
A finales de los 70 el cómic ecuatoriano comienza a tomar fuerza con autores como Luis Peñaherrera o el maestro José Daniel Santibáñez con publicaciones como “Cirilo, Bolón y Melloco” y “El Gato” respectivamente. En un intento de introducir historias de artes marciales, 1984 daría la bienvenida a la revista “Ecuador Ninja” de Santibáñez; un año más tarde aparecería su icónica “Guayaquil de mis temores” editada por el Diario Expreso. Los ochentas se despedirían con “Pekes” de Pedro Gambarrotti un proyecto editorial de contenido educativo para niños. Wilo Ayllon y Xavier Bonilla (Bonil) marcarían los 90 con ejemplares como “T.I.M.O”, “Venimos de lejos”, “Privatefalia S.A.” y “La línea: bestiario de una guerra”. Gor: El príncipe dinosaurio de Tomás Oleas, vería la luz en 1997, recordada tira cómica presentada en el Diario El Universo. Esta etapa terminaría con la revista “XOX” de Carlos Sánchez y el intrépido rockero “Rocko” de Erick Álava. Todos, fuertes referentes que dieron forma al noveno arte en Ecuador, y que hoy son llamados maestros.
SIGLO XXI
En los 2000, los autores enfrentarían un dilema; producir sus obras se volvería costoso. El monopolio de las imprentas desmotivaba a los historietistas de publicar sus títulos. Sin embargo, 2003 sería el año de los grandes eventos para el cómic: la primera convención organizada por Oswaldo Molestina -propietario de Toys & Comics- en el centro comercial Mall del Sol, la creación del Comic Club Guayaquil y el lanzamiento de “Leyendas” de Mauricio Gil, fortalecerían más la industria. En 2005 se realizaría la primera convención en Plaza Colón, evento emblemático que perdura hasta la actualidad. Tiempo más tarde, esta popularidad ayudaría a la inauguración de la Escuela del Cómic. La Biblioteca Municipal de Guayaquil cede en 2007 un bloque para la apertura de la Comicteca. Las ideas se robustecían, comenzaron a sumarse más personas; el cómic marcaría su antes y después con la presentación de autores extranjeros, actores de doblaje, más imprentas iniciaron operaciones, y trabajos con colectivos nacionales e internacionales como las tres novelas gráficas auspiciadas por el Consulado General del Perú publicadas en 2010 generarían más visualización en el mercado.
El cómic estaba en su mejor momento y como cereza de un pastel, en 2013 se crea la editorial Mono Comic, una empresa bien consolidada en el mercado de las historietas ecuatorianas que brinda asesoramiento y apoyo a los autores independientes. Sin embargo, rompe paradigmas con la primera mujer historietista; Valeria Galarza una joven emprendedora y dedicada debuta con su obra “Competir x ti” al puro estilo japonés. A este éxito se sumaban trabajos como “DEUSFALL”, “Allexia”, “Espíritu Urbano” producidos por Mono Comic. Hasta la fecha la empresa ha lanzado más de 50 títulos. En 2015 sonarían con mayor vigor gracias al libro “1894” de Décimo Quevedo que cuenta los sucesos de la Fiebre Amarilla en Guayaquil con el giro inesperado de muertos vivientes. La fama de Mono Comic ha sido tan notoria que en 2018 gracias a un convenio con una desarrolladora de aplicaciones en Brasil lanzaron “Super Comics”, una plataforma donde las personas pueden descargar historietas ecuatorianas en formato PDF.
LA INDUSTRIA
Iván Guevara, editor de GoToons explica que la falta de instituciones educativas sobre historietas, el poco financiamiento a emprendimientos editoriales y la falta de interés hacia este arte son las principales dificultades por las que atraviesa este mercado. “Tenemos una historia heterogénea con autores publicando tiras en diarios locales siendo empleados de los mismos y en el otro lado publicaciones autofinanciadas con poca difusión y escasas ventas, hasta la llegada de la internet cuando muchos autores nos lanzamos al mar eterno de la web para tratar de popularizar nuestra otra.” acota Guevara.
La internet ha sido una gran herramienta para la difusión de obras y autores, y a pesar de ello el papel se niega a morir. Gil expone dos tradicionalistas en este mercado: el que todavía quiere el impreso y el público al que los autores quieren dirigirse. “El tradicionalista que pide el impreso está muy acostumbrado al libro; si tiene muchas páginas y cuesta diez dólares, está bien pagado. Pero si ve una historieta que tiene veinticuatro páginas full color y cuesta cuatro dólares, lo pensará dos veces antes de comprarlo.”. Del pastel de la población, el pedazo que le toca a los gestores de historietas es limitado; luego tener que reducir esa parte para representar a los fanáticos que leen mangas (historieta japonesa) de derecha a izquierda resulta en un inconveniente. “Estamos en Ecuador, aquí la gente lee de izquierda a derecha. Reduces demasiado el tamaño del mercado.” subraya Gil.
La identidad cultural en Ecuador decae diariamente. Los autores independientes llegan a las oficinas de Mono Comic con guiones que utilizan la típica fórmula extranjera. Gil comenta que dentro de las personas que lo visitan, solo dos llegan con argumentos con personalidad ecuatoriana; él mismo aclara que la influencia estadounidense y japonesa los ha dirigido por camino equivocado. Colombia es uno de los países que ha logrado comunicar historias con identidad gracias los enfrentamientos y sucesos que tuvieron que vivir. En nuestro país, la novela gráfica “1842” de Décimo Quevedo tuvo una gran repercusión en este negocio; su alcance y popularidad fue tan grande que los ejemplares llegaron casi agotarse. Sin duda, la clave para formalizar este mercado está en abrazar nuestras raíces.
Comments